Sí, ¡Por fin salí de un antojo! Pero repito, UN antojo, aún quedan muchos por satisfacer, como el pato cocinado en su propia grasa – mis padres ya me han timado como 5 veces con ir al Café Normandie –. La cosa es que hicimos risotto, en este caso era de champiñones.
La cosa partió, y es, bastante simple. Viernes en mí casa, ociosos mi polola y yo, se dio un diálogo bastante parecido a éste, aunque lejos de toda realidad:
- ¿Sabes linda? – dije yo con cara de enamorado (y hambriento)
- ¿Qué cosa amor mío? Dime, que no te detenga ni la vergüenza del temor, mis oídos están siempre dispuestos a escuchar tus dulces palabras
- Sí, sí. Me lo dices a cada rato. Tengo hambre… hace tiempo que no cocinamos.
- Pfff… media novedad. Ya, dime. – Me respondieron con violencia.
- Pero, pero. No te pongas así. Si tú sabes que te quiero y todo esto lo hago únicamente por ti. – Un silencio inundó mi blanca habitación – Bueno, tengo ganas de comer risotto, más que nada para aprender a hacerlo.
- ¡Yapo! ¿En qué topamos? Vamos.
- ¡Upa!
- ¡Chalupa!
Y partimos po. Pero una terrible interrogante se expandió en mi mente como la neblina densa que nos asustó al volver el sábado (¿viernes?) de la fonda (¿o fue el pub?): ¿Dónde comprar los extraños ingredientes? Con dicha duda sobre mi persona pegué una chantada en la bifurcación donde había un cartel que decía con flechas: "Izquierda –Jumbo La Reina; Derecha – Jumbo Los Domínicos". Así que sin la respuesta en mis manos le pregunté a mi (temporal) conciencia: "¿Linda?, tú que nada sabes y por eso todo lo inventas. Dime, dime, a qué Jumbo os debemos dirigir". Mis ojos se encontraron con una mirada dura, como si estuviera invadiendo territorio enemigo o haciendo una pregunta del todo prescindible, y una voz impenetrable emergió de sus lados diciendo: "El de Los Domínicos, así llegamos más rápido a mi casa". Y yo dije: "¡Upa!". "¡Chalupa!", me respondieron. Y metí chala.
Cuando llegamos al Jumbo, supe al momento que había sido una mala elección jumbística: ¡No estaba la promoción de un Jumbito + 500g de arroz para risotto! Es más, no había paquete menor a un kilo ($2.200 mínimo), lo cual, para dos personas, es como un poco mucho. Aparte de eso compramos otros ingredientes los cuales detallo a continuación:
Risotto de Champiñones para 4 Personas:
Ingredientes:
- 2 tallos de apio, picados fino
- 1 Cebolla chica, picada fina
- 400g de Arroz para Risotto (¡Muy distinto del común y corriente!)
- 1 ó 2 Bandejas de Champiñones (La receta original decía secados, pero se me fue)
- 1 Bandeja de Champiñones Ostra – u otro diferente a los normales.
- Perejil
- 1 Limón.
- Aceite de Oliva
- Caldo de Pollo, 1.5Lt
- Vino Blanco, 400cc
- Queso Parmesano
- Mantequilla, 75g.
- Sal y Pimienta.
Después de comprar lo necesario, que no es muy caro al fin y al cabo, nos dirigimos a la lenta pero placentera:
Preparación:
- Primero que nada, siempre es bueno tener todo picado, cortado y lavado antes de comenzar. Así que piquen la cebolla y el apio fino. Aprovechen también de picar las hojas de un manojo de perejil.
- Hagan el caldito de pollo, 1.5Lt. Mejor que les sobre a que les falte. NO dejen que se les enfríe, lo usaran en poco tiempo.
- Una vez hecho el caldo, poner los champiñones secos sumergidos en el caldo hasta que se ablanden, en ese punto sáquenlos y guarden el caldo en que los remojaron para después. Si fueron pajarones como yo y no leyeron lo de los champiñonessecos, lo que hice fue cortarlos fino y meterlos en el horno eléctrico. Si los compraron, córtenlos después de haberlos sumergido.
- Tras aquello, pongan aceite de oliva en una olla – ¡no chica! – y esperen que se caliente. Acto seguido poner a freír la cebolla y apio por unos 10 minutos. NO dejen que se doren – fuego medio es recomendable – y también pueden agregarle un par de gajos de ajo picados.
- Cuando haya pasado el tiempo, échenle todo el arroz, fríanlo un poco hasta que empiece a quedar translúcido – tal cual como hacen el arroz común. Agreguen el vino blanco.
- En ese momento tiren el caldo de los champiñones, los champiñones secos previamente cortados y la primera de muchas cucharadas de caldo. Agreguen una buena pizca de sal y pimienta a gusto.
- Ahora viene la etapa lenta – ¡pero no aburrida! , pueden hacer el paso que sigue, ponerse a bailar con su polol@, lavar las otras cosas, hacer un rico postre, o jugo de naranja natural (que fue nuestra opción) –, ya que deben ir revolviendo con amor el arroz e ir incorporando más caldo para que éste no se seque. ¡QUE NO SE SEQUE! Vayan probando de vez en cuando para verificar el grado de cocción y sazón.
- Con los otros champiñones que compraron, córtenlos y ásenlos en éstas sartenes con grill hasta que se emblandezcan. Una vez hecho aquello, agregar el jugo de limón y el perejil que cortaron. ¡Vigilen el arroz!
- Cuando el arroz ya esté blando, pero con un poco de consistencia – o bite como dicen los gringos – sáquenlo del fuego, agréguenle la mantequilla y el queso hasta que quede una consistencia cremosa. Si creen que les falta caldo, agreguen más. Hagan una prueba de calidad en cuanto a sal y pimienta y optimícenlo a gusto.
- Déjenlo reposar 3 minutos
¡Y voila! La cena está lista. Cómanlo al instante. Agreguen los otros champiñones sobre el risotto para ver lo bien que funciona.
¡Provecho!
Después de comerlo, notamos que la consistencia fue perfecta para nuestro gusto, pero le faltó ese sabor, quizás fue por lo de los champiñones olvidados o que no le echamos ajo, aunque esta última opción es bien poco probable. Pero al fin y al cabo, es una buenísima opción para aprender a hacer este plato y no gastar mucho dinero.
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